miércoles, 22 de junio de 2011

RETO TEJIENDO UN CUENTO

El rostro de Roberto se encontraba peligrosamente cerca del mío. Sus ojos verdes se habían ensombrecido, haciéndolos ver más oscuros de lo que eran, como dos estanques de aguas turbias. Una profunda e intensa emoción se reflejaba en ellos; ya no había burla, ni ironía, sólo un irrefrenable deseo.
-      Caroline...- murmuró él con voz ronca. Su voz era como una caricia, capaz de echar abajo toda mi resolución y mis defensas.
Quedé sin aliento. Algo en mi interior decía que debía apartarme; que era necesario que acabara con todo eso de una vez, pero no podía...
"No debo besarlo... No  puedo permitir que...me bese", me resistí en vano. La lucha estaba perdida, incluso antes de empezar a librarla.
Su cálido aliento acariciaba mi piel con delicadeza. Una de sus manos se posó en mi mentón y alzó mi cabeza suavemente. Nos separaban a penas unos centímetros; un escasos e interminables centímetros. Cerré los ojos. Sólo bastaría que uno de ambos se diera a penas un pequeño impulso, y acabaríamos besándonos inevitablemente. Sólo un pequeño impulso... sólo uno pequeño y...
-      Esto no está bien- le oí decir de pronto.
El mágico momento se rompió en mil pedazos. Desconcertada, abrí los ojos. Me sentía desorientada, como si, por unos instantes, mi cuerpo hubiera abandonado su lugar en el tiempo y en el espacio. Miré a Roberto. Se había dado la media vuelta y ahora me daba la espalda. Parecía agitado, y tenso. Lo oí soltar una palabrota, y luego inspirar hondamente.
-      No debí volver- murmuró.  Su voz reflejaba tal inquietud, que sentí un escalofrío sacudir mi cuerpo entero-. Sabía que era un error... Lo sabía.
-      ¿Roberto?- lo interrogué preocupada. No entendía qué es lo que estaba hablando. ¡No entendía nada! ¿En qué momento mi tranquila existencia se había visto trastocada de forma tan violenta? "Calma, Caroline", me dije intentando recuperar el control de la situación. "Calma".

Dirigí una cautelosa mirada a Roberto, cuya figura permanecía inmóvil, semi sumergida entre las sombras nocturnas. Me adelanté unos pasos, dubitativa.

-      ¿Roberto? ¿Estás bien?- insistí.

Se dio la media vuelta, de forma abrupta, y fijó sus fascinantes ojos verdes en mí. Se había vuelto a operar un cambio en él. Esta vez su rostro estaba contraído en un gesto severo, que me hizo palidecer. Retrocedí asustada. Roberto se acercó a mí, y volvió a arrinconarme contra la pared.

-      Roberto, déjame ir inmediatamente- exigí, imprimiéndole a mi voz una seguridad que no sentía.

Me miró fijamente, sin prestar atención a mi palabras. Parecía absorto en sus pensamientos.

-      ¿Sabes que corres peligro a mi lado? Es un error que nos veamos- dijo, entonces, en tono meditabundo-. Es un error que intente besarte...

Tragué saliva dificultosamente. Sus ojos habían vuelto a posarse en mi labios, pero no estaba dispuesta a volver a comenzar todo otra vez. No si podía evitarlo, y resistirme a esos hipnotizantes ojos verdes... Pero, ¿podría?

-      Déjame, Roberto. Quiero ir a casa.
-      ¿Sí? ¿Y qué harás si no lo hago?- ese brillo malicioso y burlón volvía a brillar en su mirada.
-      Yo...- vacilé indecisa.
-      Hasta hace un momento no parecías tan ansiosa por marcharte, ¿o me lo he inventado?- Sonrojé hasta la punta de mis cabellos, avergonzada-. Admítelo, Caroline. Mueres por mí. Eres como cualquier otra, como Stacy. Se entregan a cualquiera sin siquiera pensarlo.
-      ¡Eso es mentira! ¡Eres un desgraciado!- grité, golpeándole fuertemente en la mejilla.

Roberto fijó sus escrutadores ojos verdes en mí, sin quejarse por el fuerte golpe que había recibido. Yo le miré furiosa, y de no haberme controlado, le habría asestado otra cachetada más. Pero lo único que quería apartarme de él,  volver a la seguridad de mi hogar, ¡y que Roberto se fuera al mismo infierno!

-      Pero, vaya, vaya... ¿Qué es lo que ocurre aquí?- preguntó una voz desconocida.

Roberto me soltó de golpe, y se apartó de mi unos pasos. Desvié la mirada hacia la derecha, donde un joven, no mucho mayor que Roberto, nos miraba atentamente.  No le había visto antes. Era un muchacho alto y delgado, de aspecto sombrío. Iba descuidadamente vestido, y sus ojos oscuros brillaban inquietantemente. El cabello rubio le caía rebeldemente sobre la frente, cubriendo una ínfima parte de la  cicatriz que cruzaba uno de sus ojos.

-      ¿Qué le has hecho a esa chica tan guapa, Rob?- preguntó con voz arrastrada y pedante.
-      Nada- respondió el aludido.
-      ¿Nada? Dudo que te haya golpeado por "nada", amigo.-  Sonrió el desconocido acercándose-. Soy Marko, ¿y tú preciosura?
-      Caroline- respondí mirándole con desconfianza.

Marko me admiró de arriba a abajo por unos instantes, y sonrió.

-      ¿Sabes qué, Rob? Es más guapa que la otra zorrita con la que andas ahora. ¿Cómo es que se llama? ¿Stacy?- preguntó, y agregó de inmediato-: ¿Por qué será que siempre andas con  las más majas?

Roberto se encogió de hombros, y se apartó de mi lado.

-      ¿Qué? ¿Ya te vas?- le preguntó Marko al verlo marcharse.
-      Sí- contestó.
-       ¿Acaso no te la llevas a casa?- insistió Marko.
-      No- respondió cortante.

Marko lanzó un silbido de sorpresa, y me miró con esos inquietantes y sombríos ojos oscuros. Parecía extrañado, y pensativo, y me observaba como si al hacerlo pudiera responder a las múltiples dudas que rondaban por su cabeza.

-        Vámonos de una vez- ordenó Roberto.
Por unos instantes, nuestras miradas se encontraron. Aquella noche había conocido muchas distintas facetas de Roberto, y esta vez, volvió a sorprenderme. No había indiferencia en sus ojos verdes, tampoco, frialdad, ni ironía, sino una advertencia. "Vete", parecía decirme a través de ellos. "Regresa a tu hogar, y no mires hacia atrás".
Llena de un temor creciente, me di la media vuelta y comencé a caminar calle abajo. No sé si me despedí, o  si Marko finalmente siguió a Roberto o no. No es que me importara tampoco. Lo único que quería era llegar a casa, y encerrarme en mi cuarto.

Me cubrí con los brazos, y escruté la oscuridad con desconfianza. Temblaba descontroladamente. Estaba sola, y tenía miedo. La mirada de Roberto, y la silenciosa advertencia que estaba encerrada en ella, me perseguían como un fantasma y me obligan a caminar con rapidez.
-        Falta poco. Calma, Caroline. Calma- me dije llena de un pánico casi incontrolable, como si una oscura amenaza pendiera mi cabeza y se acercara a mí a pasos agigantados.
Cuando quedaban sólo unos cuantos metros para llegar a la puerta de mi casa, no aguanté más la presión y corrí, mi corazón latiendo descontroladamente en mi pecho. Llena de temor, y una desesperación difícil de precisar, toqué el timbre. "Abran... ¡abran!", supliqué a punto de echarme a gritar.
-        ¿Caroline?- preguntó Dave, mi hermano, al abrir.
-        ¡Gracias! ¡Oh, gracias!- exclamé, y me dejé caer en sus brazos.
Todo mi desesperación acabó en esa mismo instante, la amenaza se esfumó y todo volvió a su cauce natural...  o eso creí, al menos, por unos cuantos días.





Bueno, he aqui mi parte!!! Espero que les guste!!!

Cientos de besos a todos!!!!

jueves, 5 de mayo de 2011

CANON en D de PACHELBEL

Estoy llegando de un concierto, y me siento como en las nubes. ¡Ha sido increíble! Tocaron piezas de Bach, de Vivaldi, y... ¡Hasta el canon en D de Pachelbel! Caso me morí cuando dijeron que lo interpretarían. Es mi música favorita. Con ella siento... En realidad, no sé cómo explicarlo. Es como si mi alma fuera capaz de volar en ese instante.

Sí, lo reconozco, no pude evitar que unas lágrimas salieran de mi ojos... ¡Soy de lo más sentimental! ¡No se extrañen! Pero es que no me esperaba que tocaran el canon de Pachelbel. Fue como un regalo inesperado. Ni que Ethan hubiera preparado todo para que así ocurriera...(y créanme, ¡¡¡no me extrañaría!!!).







Se los dejo para que lo escuchen. Esta es una de las versiones más hermosas del canon. ¡Disfrútenlo!


All the love.

INAUDITO: y ahora mis personajes ME ACONSEJAN!!!

Es que me ha pasado una de las cosas más extrañas y sorprendentes de mi vida!!!

Bien, empezaré desde el principio. Estoy acabando el primer tomo de una trilogía que estoy haciendo; una trilogía mitológica, de aventura, intriga y romance. Pues bien... Uno de los personajes secundarios, que es algo así como un sacerdote (no de la Iglesia Católica, que queda claro), estaba hablando con uno de los personajes principales. Específicamente, lo estaba aconsejando, ya que estaba siendo consumido por intensos sentimientos de culpa, luego de no haber podido salvar a su pueblo, el que fue arrasado sin contemplaciones.

Dejé el diálogo sin acabar y decidí continuarlo en un momento en que estuviera más inspirada.

Al otro, estaba pasando por uno de esos momentos en que te cuestionas todo. No entendía por qué sucedían ciertas cosas, y estaba un poco decaída. Una vez más, la vida era injusta, y despiadadamente irónica. Desalentada, abrí el notebook y releí la parte en la que había quedado el día anterior.

Había dejado la historia en un diálogo del sacerdote (Eluriand). ¡Y quedé de una pieza! Se los reproduciré para que sepan a qué me refiero:



"A veces ocurren cosas que no logramos entender, pero nada ocurre al azar", aseguró Eluriand.  "Quizás por ahora desconozcas su significado, pero llegará un día en que lo comprenderás". 




Sin palabras; sencillamente, sin palabras...



jueves, 28 de abril de 2011

REASON TO LIVE (una razón para vivir)



Everybody's got a REASON TO LIVE, baby
                   (Todo el mundo tiene una razón para vivir, bebé...)



              Everybody's got a DREAM and a HUNGER inside
                               (Todo el mundo tiene un sueño y un hambre en el interior)






Todo el mundo tiene una razón por la cual vivir, una meta en la vida. Los sueños, con su fuerza, nos ayudan a satisfacer esta necesidad, ese hambre insaciable, que tenemos dentro nuestro. Una persona sin ilusiones, sin sueños, es una autómata; una cascarón vacío y sin vida, que jamás podrá apreciar a la vida con todos sus matices y colores.

No permitas que te roben tus sueños...

Jamás renuncies a ellos...

Estira tu mano, y CÓGELOS.


miércoles, 27 de abril de 2011

LUCHA



Si luchas PUEDES perder,



si no luchas YA estás perdido.





LAS CUATRO LEYES DE LA ESPIRITUALIDAD

He encontrado esto por internet. Son cuatro que enseñan en la India, y a las que llaman las "Cuatro Leyes de la Espiritualidad".



LA PERSONA QUE LLEGA ES LA PERSONA CORRECTA.

Quiere decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad. Todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender o avanzar en cada situación. Lo que no  significa que estarán  por siempre a nuestro lado, puede ser temporal o momentáneo, o un vínculo a largo tiempo. 


LO QUE SUCEDE ES LA ÚNICA COSA QUE PODÍA HABER SUCEDIDO

Nada, pero absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sucedido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: "si hubiera hecho tal cosa, hubiera sucedido otra...". Lo que pasó es lo único que pudo haber pasado, para bien o para mal. Todo se resume en experiencia; la idea es que aprendamos de lo que nos ocurra y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestra vida son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.


EN CUALQUIER MOMENTO QUE COMIENCE ES EL MOMENTO CORRECTO.

Todo comienzo en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.


CUANDO ALGO TERMINA, TERMINA.

Así de simple. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto, es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia. Forzar a las personas o a determinadas situaciones a mantenerse como están, en vez de dejarlas ir o pasar, sólo retardará su fin, pero no lo cambiará. 



ARTISTA Y SENSIBILIDAD PARA EL ARTE

Hoy he vivido una de las cosas más hermosas de mi vida.

Bueno, lo primero es lo primero: me encantan las artes en todas sus expresiones, la pintura, la fotografía, la escritura, la música, la expresión corporal, etc. Creo que, en todas ellas, sus autores intentando materializar y transmitirnos sus emociones, sus ilusiones, sus sueños; su forma subjetiva y particula de ver el mundo. Lo complicado, es lograr efectivamente que los receptores "sientan" lo que intentamos trasnmitir. No es una cosa fácil. Lo sé por experiencia.

Me he pasado mi vida escribiendo- bueno, recién tengo 24 años, pero se entiende que, cuando digo toda mi vida, me refiere a todos los años de mi corta existencia, capicci?-. Dentro del tiempo que llevo escribiendo, me he dado cuenta de que, lo más difícil, es lograr crear "sensaciones" en alguien. Si mi personaje está triste, quiero que el lector sienta tristeza; si quiero que se encuentre en un ambiente lleno de magia, debo describirlo de tal forma, que le trasnmita dicha sensación. Pero no es fácil...nada fácil.

Pero a través de la escritura es más fácil, supongo, expresar lo que se siente. ¿Por qué? Por que usamos palabras para describirlo. Es cosa de poner "triste" y sabrás que el personaje está apenado, y se acabó. Muy distinto es, lograr efectivamente que el lector se sienta acongojado y llore con nuestro personaje, pero bueno, ese es otro asunto.

A lo que iba. ¿Se imaginan lo difícil que es expresar los sentimientos através de colores y formas? ¿O a través de notas musicales? ¡No es fácil! ¡Claro que no lo es! Se requiere de mucha pasión y dedicación, y otro tanto más de creatividad. No puedes crear arte si no eres artista; lo que es muy distinto a tener sensibilidad para el arte. Ser artista significa poder expresar lo que sientes a través de algún medio, pintura, poesía, música, etc., tener sensibilidad para el arte, en cambio, es saber apreciar el arte. Una persona puede tener ambas aptitudes, o tener solo una. Ese era el caso de los mecenas, que solían apadrinar a los grandes pintores o músicos porque admiraban y apreciaban sus dones.

Pero, bueno, no era ese el punto. ¡Hoy he estado en un concierto de música clásica! Había violines, chelos, contrabajos, trompetas, cornos, flautas traversas, clarinetes, un fagot (un instrumento sensacional), y un timbal.

Fue simplemente increíble. Como soñar despierta. A momentos creía estar en la época renacentista, en una gran fiesta de gala, entre vestidos de seda, pelucas blancas y joyas engarzadas de diamantes. Podía sentir los momentos de tristeza, las súplicas entre los acordes de los violines, y luego un momento de felicidad tan grande, que el corazón parecía que iba a salírseme del pecho.

Una vez más comprendí que era sensible al arte, y que mi corazón pertenece a ese mundo. 

Espero algún día transmitir las misma sensaciones a mi lectores, y que pueda hacerlos soñar conmigo. Como también, pueda darle la oportunidad a otro que, como yo y ustedes, quizás, pueda expresarse y cumplir sus ilusiones...y ¿quién sabe? Quizás convertirse en grandes artistas también.